NO ES PARA TANTO es la ópera prima del guionista, director y editor, A.Kampmann, un cortometraje que nos muestra la vida de Ángel, un hombre atrapado en una espiral de dolor y negación tras un trágico accidente de tráfico, el recuerdo de la muerte de su hermana Eli y su reciente divorcio.
Bajo esta premisa dramática puede parecer que el cortometraje sería una producción minimalista y sencilla, pero nada más lejos de la realidad. La verdad es que para la segunda ficción del director A.Kampmann se necesitó, nada más y nada menos, que la construcción de un piso entero, dos replicas idénticas de un baño, un estudio de televisión, un pequeño croma verde, y horas de trabajo de efectos especiales.
Para mostrar la crudeza de la vida del personaje y conseguir que el espectador se sintiera parte activa de la historia, A.Kampmaann, decidió rodar con un complejo sistema de grabación en el que la cámara se sujetaba íntegramente a la cabeza del camarógrafo. De esta manera la cámara logra registrar y replicar con total veracidad los movimientos de un personaje.
Gracias a este sistema, A.Kampmann consigue que cámara y actor se convertían en un solo ser, para mostrar los sentimientos y el mundo interior del protagonista. Prueba de esta intención es la escena del espejo, uno de los momentos claves de la historia, en la que el personaje se mira a sí mismo, reflexiona y consumido por la rabia rompe el cristal y la cámara pasa a otra dimensión.
Pero… ¿cómo es posible hacer todo ese recorrido en un solo plano secuencia? Aquí es donde empieza el excelente trabajo del departamento de arte y de efectos especiales.
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