¿Cómo surge la idea de «NO ES PARA TANTO», de dónde viene la historia?
Como guionista… pues honestamente no te puedo dar un origen único. La historia picotea de aquí y allí… Mucha investigación psicológica, lecturas de Raymon Carver y recuerdos personales principalmente.
Si te puedo decir el “porqué” y “cómo” de la historia. Me gusta coger cosas aparentemente sencillas y llenar el entorno de capas hasta hacer que el espectador pueda tener múltiples lecturas de lo que ha visto.
Verás, en los ensayos trabajamos con Luisfer (que encarna a Ángel) y Joaquin (cuyo personaje es José) para recrear una pelea de hermanos (con su backstory claro). Sin embargo a Santi (Presentador), Cris (Claudia) y Concha (Eli) se les planteó roles con una personalidad muy artificial y plana (crueldad, tristeza o inocencia como los protagonistas de “Inside Out”) para construir una atmósfera irreal; que invite a pensar que todo es la ensoñación delirante de Ángel.
Y para rizar el rizo, te contaré que Luis López Pinto (compositor) está firmemente convencido de que (Ángel) está muerto en un purgatorio enfrentándose a sus pecados (y ha compuesto con esa premisa). Si lo piensas tiene cierta miga; la oscuridad del baño mirándose frente al espejo enfrentada a la luz de lo que hay más allá de la ventana y esa toma final de Ángel como “ante las puertas cerradas del cielo” atascado en un lugar que no es lo uno ni lo otro.
¿Crees que esta historia podría ser el avance de un largo? ¿da de sí la historia?
Sí. De hecho está planteada la escaleta del largo y la intención de los protagonistas de rodarlo.
Una curiosidad es que hay una intrahistoria muy profunda debajo de la trama principal de los dos hermanos. Concretamente el debate televisivo (aunque en la obra final sólo ocupa un metraje de un minuto) comprende en sí una historia completa con un arco donde Ángel viaja desde el negacionismo ciego hacia la desesperación tras hablar con su hermana muerta.
Un delirium tremens de quince minutos de metraje con su propio planteamiento, nudo y desenlace donde los seres queridos de Ángel cobran mayor protagonismo representando cada uno la culpa, responsabilidad e inocencia. Quizás con cierto sabor a “Cuento de navidad” de Dickens pero con un pie en “Black Mirror”.
Sólo con este contenido extra (la maqueta ya está grabada y editada) la historia se podría adecuar a un largometraje o casi a una miniserie.
Es un trabajo evidentemente actoral. ¿Cómo fue la elección de los actores?
Partíamos de una premisa clara; generar un choque de trenes entre los dos hermanos.
El casting original contaba con Juan Echanove y Luis Fernando Alvés los cuales compartían recorrido anteriormente como en “La asamblea de las mujeres”. Sin embargo el COVID obligó a Juan a pasar el testigo a Joaquín Notario dos meses antes del rodaje.
Contar con estos gigantes de la actuación (sin olvidar a Concha Delgado y Cristina Alcázar) es una gozada, te cuento; la catarsis final era la escena más exigente y la construimos con cuatro planos diferentes, ¿y sabes qué? ¡todos los sacamos a la primera toma!
Pero la auténtica sorpresa vino luego en la edición; tenemos en pantalla textos de más de siete minutos donde cada actor pasa por tres estados emocionales diferentes… y sin embargo pude permitirme cambiar de plano a plano libremente; no había ningún fallo de raccord entre planos que habían sido grabados con una diferencia de cinco horas. Sensacional.
Sin embargo el mayor reto como A. Kampmann, director, ha sido trabajar con Santiago Crespo para explorar esos rasgos de alguien que quiere herirte mientras te sonríe. Creo que es un actor con un potencial desbordante y he tenido el placer asistir a nuevos registros suyos que daban luz entre ensayos y cañas. Ha sido la guinda de mi trabajo con el acting.
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